Ir al contenido principal

Travesura de una noche

Hola mis niñas!! espero que estén bien *A* Bueno... esta vez les traigo un YamaChii pero, claro, no podía dejar fuera al buenoto de Dai-chan >w<!! así que,,,, lo metí a fuersita xDD
ldncs dedicado a quien lo ha pedido ryochan95 , pero colándolo a donde de por si subo cosas xD
Disfruten *A*!!!
No se aun como catalogarlo~ pero bueno! xDD la historia owo!


TRAVESURAS DE UNA NOCHE

-¿Qué es esto?- me quedé estupefacto al descubrirlo.
Al rozarlo con mis dedos, podía sentir en mi piel los pequeños túmulos cicatrizados de dos heridas perfectamente ovaladas y micrométricas sobre mi cuello. Palpé una y otra vez, rozando y presionando con ligereza, pero no me causaba ninguna molestia en especial.
-¿Algún animal? – suspiré, dejando mi cuello en paz.
Terminé de arreglar mis cosas, saliendo a prisa de mi departamento. La escuela no estaba lejos, pero tampoco cerca, en total, 15 minutos caminando y 5 en cualquier transporte.
°°°
-¡ESO ES PRUEBA DE SU EXISTENCIA!-
-¡ESO NO PRUEBA NADA!-
-¡PRUEBA MUCHO! ¿ENTONCES QUÉ ES?-
-¡UNA MARCA! UNA SIMPLE Y SENCILLA MARCA HECHA POR AGUJAS!-
-AJÁ ¿Y CHINEN POR QUÉ SE HARÍA MARCAS CON AGUJAS?-
-no sé…-
-¿Podrían dejar de discutir por tonterías?- bufé, apenas apartando la vista del manga que tenía entre mis manos, reclinado hacia atrás en mi silla nada cómoda, con mis pies sobre el pupitre.
-Vamos Chii~ eso es sospechoso… Dile al idiota de Keito que tengo razón- me hacía ojos de cachorro.
-Sí~ como no, vamos Yuto… Incluso para ti, pensar en que existen los vampiros ¿no es algo infantil? Chinen pudo haber dejado la ventana de su cuarto abierta y un murciélago haber entrado. Hay una cueva cercana en donde los han visto– lo miró, me miró, intercalando entre ambos y dedicándome una seña con su mano y hombros, como indicándome un “¡Dile algo!”.
-Dejen de discutir, no me dejan disfrutar mi manga~- hice un puchero, viéndoles con súplica en los ojos para que se tranquilizaran.
-Chii~- dijeron al unísono, sonriendo.
-¿Y esas bellas marcas?- Y entonces lo sentí.
Con un suave paso casi imperceptible, se acercó furtiva la peor persona que pude haber conocido. Sus dedos rozaron mis marcas, haciendo mi cuerpo temblar y en un reflejo voltear, alzando mi mano con el manga abierto para darle un golpe y que apartara esa caricia.
-¡Takaki!- sorprendidos, Yuto y Keito hablaron.
-Hola~- Saludó sonriendo.
Yo permanecí en silencio, dando ligeros golpecitos sobre la mano que seguía en mi cuello, donde pasaba mi vena Yugular, para ser más exactos, del lado derecho.
-¿Qué haces aquí?-  Keito no dejaba de mirarle sorprendido, mientras Yuto le dedicaba una mirada de enojo y desaprobación. No era de esperar.
Takaki Yuya. Su nombre completo en algún momento de mi corta vida provocaba que todo mi cuerpo temblara. Esas mil sensaciones que aparecían cada vez que recorría con sus labios mi piel, me provocaba una satisfacción tan placentera que olvidaba la noción del tiempo. Tan enloquecido y ciego estaba, que aun sabiendo sus mil salidas con “amigas”, lo esperaba impaciente en el mismo lugar, con el corazón “en las manos” y rogando por que apareciera. Y como por arte de magia, cruzaba el umbral que lo iluminaba por debajo del faro en el parque, tan suave, que me parecía un ángel. Vaya error al descubrir que no era más que un demonio, y los ofendo comparándolo con él.
Yuto fue quien estuvo a mi lado en esos momentos, cuando destrozado, estuve a punto de derrumbarme luego de haberlo visto desnudo sobre la chica más hermosa de la escuela. Keito no sabía sobre lo sucedido, sólo que nos dejamos con Takaki. No tenía intención de crear en su pensamiento un resentimiento por lo que él me había hecho, ya bastante tenía con las advertencias que ambos me dieron, y luego las réplicas de Yuto.
Pero eso había cambiado. Yo seguí mi vida, absorto en mis estudios y en disfrutarla, no iba a dejar que nadie más me dominara, ¡JAMÁS! Lo único que aún me rondaba por la cabeza, era la idea de no poderme haber resistido a sus encantos, aun siendo un hombre.
-No me veas así~ Yutin~ ¿Tan sorprendente es verme acá? Vamos en la misma facultad, algún día debíamos encontrarnos~ ¿no?- sonreía tan sínicamente, que de seguro Yuto ya estaba por lanzársele como gata salvaje protegiendo a sus hijos.
-¿Qué haces aquí?- volvió a preguntar Keito, ahora ya serio.
Yo seguía viendo con desagrado la mano posada sobre mi hombro descendida desde el cuello. Golpeaba y golpeaba con la punta del libro aunque no para lastimarle. Solo con suavidad para bajar y quitar su mano.
-Qué serios~ Sólo vine a saludar, no se pongan en guardia. Estaba aburrido y por casualidad los vi- al fin apartó su mano, viéndome ahora y sonriendo.- Y escuché su conversación~ Me pareció interesante y quise averiguar lo que decían… Es verdad… Yuri tiene unas lindas marcas sobre su cuello que hacen parecer la mordida de un vampiro, no de murciélago, pues no es media luna-
Takaki es fanático de los animales nocturno, incluso él mismo se ha nombrado a sí, “Padre de la oscuridad” pues cree que todas las criaturas nocturnas son bellas. Sabe todo acerca de ellos e incluso ha dado conferencias sobre su cuidado, apoyando a las campañas contra la mata de animales y a mantener la ecología en equilibrio.
-¿Entonces qué animal crees que lo haya mordido?- preguntó inquieto Keito.
-No lo sé~ nunca antes había visto unas marcas así de mordeduras o piquetes… Puede que de verdad te haya visitado un vampiro~- bromeó, acercándose a mi oído- Sabes que Yamada no resiste tus encantos y que probablemente fue a buscarte en la noche~-.
Aquel susurro me congeló y molestó. No por el hecho de haberse acercado a mí así, sino por el hecho de haber metido a Yamada en la conversación.
Reaccioné tan agresivamente que incluso me sorprendí de mí mismo cuando vi mi puño al frente de mi cara, y a Takaki tirado con la nariz sangrando. Empalidecí.
°°°
-No es tu culpa Chii~ fue suya por haberse burlado de ti- Yuto caminaba a mi lado derecho.
Íbamos de regreso a casa, pasando por entre los jardines con arboledas llenas de sakuras. Tenía la vista agachada, estaba entristecido.
-Además… Kamenashi-san dijo que no era grave y que él se encargaría- pronunció Keito, dándome ánimos, o eso intentaban ambos.
Lo que no sabían era que poco me importaba lo de Takaki. Mi estado de depresión era porque Takaki había pronunciado justamente lo que no quería escuchar… el nombre de Yamada.
Yamada Ryosuke. El nombre de quien fue alguna vez mi mejor amigo, inclusive antes de haber conocido a Yuto o Keito. Es más, hasta antes de haber conocido al estúpido de Takaki. Yamada era del tipo de chicos con quien la diversión nunca termina. Íbamos a todos lados juntos, siempre juntos, e incluso tomábamos baños y nos quedábamos a dormir en la casa del otro. Éramos como hermanos, tan unidos que pensé que nunca nos separaríamos.
Sin embargo, tras haber conocido por primera vez a Takaki, Yamada comenzó a mostrarse celoso. Al principio no sabía el porqué, hasta que cierto día, tras haber quedado con Takaki en un bar, Yamada me negó ir. Estaba tan histérico y no parecía contento. Discutimos, peleamos y al final le dije las palabras más hirientes de las que más me arrepiento. Cuando me confesó sus sentimientos una semana antes, creí haber quedado en un trato con él, pero al parecer no era así. Ese día se encontraba delante de mí, interviniendo entre la puerta y mi avance, no pude pensar con claridad. Carraspee los dientes cansado, viéndole fijamente, abriendo la boca y notándose en mi timbre de voz un tono grueso: “¡No me molestes! ¡Tú no me gustas y no me gustarás nunca! No intentes detenerme ¡Apártate! ¡Odio que te pongas así! Si hubiese sabido que serías así, ¡Ojalá no te hubiera conocido para que me dejaras en paz con Takaki!”.
Luego de eso, él se apartó sin pronunciar ni una sola palabra. Esa noche tuve mi primera vez con Takaki, y debido a que no pude pararme bien en dos días, no supe que Yamada había sido transferido. Nunca me lo dijo, que ese día era su última vez conmigo. No quería que me fuera no porque estuviera celoso de Takaki, sino porque deseaba pasar conmigo su última noche en el país.
Me sentí abatido. No supe cómo reaccionar ante eso y dejé que las lágrimas fluyeran mientras gritaba su nombre sobre un risco que daba al mar. Casi me acabo la voz en eso, pero necesitaba pedirle perdón, y deseaba que mis palabras le llegaran.
Nunca más lo vi, hasta hace un mes que supe que había regresado. Pero no tuve el valor para enfrentarlo. Yuto y Keito sólo supieron que Yamada fue mi mejor amigo de la infancia, y que al partir nos distanciamos. No les conté todo lo que sucedió, ni siquiera Takaki sabía cómo había terminado todo.
-Anímate Chii~ ¿Sí? Si algo te dice ese estúpido de Bakaki, déjalo a nosotros. ¡Haremos que se arrepienta! ¿O no Keito?-
-¿Sabes pelear?- le miró con sorpresa, inspeccionándolo con su vista por todo su cuerpo.
-No pero… Tú te interpondrás ya que eres suavecito y estás llenito. ¡Así se cansa contigo y yo le doy el golpe de gracia! ¿No te parece una buena idea?-
No pude evitar echarme a reír cuando Keito abrió la boca por ello, sonrojándose y respondiéndole a Yuto con palabras que a mi parecer, no es conveniente recordar. Comenzamos a reír juntos y me dejaron hasta la puerta de mi casa, alegrándose de haberme hecho reír.
-Idiotas…- sonreí de lado viendo sus figuras desaparecer en la esquina de la cuadra.
°°°
-No me gusta- seguía observando por el espejo aquellas marcas que ahora parecían manchas pequeñas, del tamaño de una peca redondita. Suspiré contra el espejo y me aparté, no tenía sentido que siguiera con ello. No me daban escozor, así que estaba bien.
-Yuu-chan~- escuché la voz chillona de mi hermana, girándome a verla en el marco de la puerta con el rostro de cansancio.
-¿Qué pasa?- me acerqué, parecía como si en cualquier momento fuese a desplomarse en el suelo.
-Yuu~ -se dejó caer entre mis brazos, obligándome a sostenerla con  fuerza para que no cayéramos ambos –Mi cuaderno~-
-¿Qué tiene tu cuaderno?-
-Lo dejé en la casa de los Yamada~- susurró con tortura. –No quiero regresar~ está muy lejos y tengo tarea… ¡Yuu~!- lloriqueó sobre mi pecho.
-¡No!- grité, soltándola y dejando que cayera sobre el suelo, apenas dándole tiempo de poner sus brazos para amortiguar la caída. -¡No iré por él!-
-¡¿Qué?! ¿Dejarás que tu hermana inocente, indefensa y cansada se adentre en la noche con los peligros que hay?- me respondió de desde el suelo, donde descansaba recostada boca abajo pero con el pecho ligeramente alzado para que pudiese hablar.
-Ah sí… ¿Y por eso debo ser yo el que se arriesgue?-
-Pero… Tú… eres ágil, fuerte, rápido… ¡No te tomará ni media hora ir y regresar! Vamos~ ¡Ve, ve, ve, ve, ve, ve, ve!- empezó a patalear y hacer berrinche sobre el suelo. Yo intenté ignorarla recostándome en la cama pero, al final, terminó por acusarme.
°°°
-Esta me las pagarás- iba amenazando.
Caminaba lento con un paraguas en las manos, debido a que una ligera lluvia se había precipitado no hace mucho. En esta época era muy raro que lloviera, pero de vez en cuando una ligera brisa caía, aunque esta vez tocó en la noche.
Resoplaba con pesar. No quería regresar a esa casa pero, varias veces había ido aunque en compañía de mi hermana o con mi madre. Nuestras familias eran muy buenas amigas debido a la relación que Yamada y yo teníamos, mala suerte para mí pues tuve que soportar estar al frente de Ryosuke varias veces, sonriendo como si nada hubiese pasado y recibiendo una sonrisa casi o peor de falsa que la mía. Notaba que Ryosuke no soportaba verme, tanto así que, cuando íbamos, él salía a dar paseos o se encerraba en su cuarto diciendo que debía “estudiar”.
Si no lo hubiese visto jugando videojuegos en su cuarto, le hubiese seguido creyendo a su “estudiar”. Así fue como me percaté que todavía no me había perdonado, y tenía miedo de topármelo.
Mi único consuelo era saber que mi hermana ya había avisado de antemano que iría por su libreta, así que probablemente la hermana mayor de Ryosuke ya esté en la puerta esperándome con el cuaderno en manos para evitarme la espera y el que se haga más noche.
-Bueno… sólo unos pasos más y llego- suspiré, viendo la última esquina que debía doblar antes de llegar al pequeño portón de hierro pintado de un lindo tono crema.
Mas, una vez ahí, tuve la sensación de que algo iba mal. Al abrir el portón, noté que las luces estaban apagadas, lo que me hizo sospechar. Lo peor era que, al alzar más la vista, vi por entre las cortinas, la silueta iluminada de una figura bastante conocida.
El cuarto de Ryosuke estaba en la segunda planta, en el lado derecho. Sus cortinas siempre habían sido finas y a veces traslúcidas, pero mantenía las ventanas cerradas para evitar que pasaran los bichos o animalillos. Le gustaba que fueran así de ligeras porque le encantaba observar la noche, las estrellas, la luna… Yo me la pasaba viendo con él el firmamento, y varias noches nos quedábamos al pie de su ventana observando el pequeño recuadro que ésta nos dejaba ver del cielo.
La luz de su escritorio estaba encendida, ninguna otra más que la de él. Noté su figura encorvada delante de la mesa, concentrado –supongo yo- en sus estudios. Apreté los labios y desee que al menos sus padres siguiesen despiertos, para que no tuviese que bajar a abrirme. Pero, de seguro sería su hermana mayor o menor las que bajaran, es decir, mi hermana ya había avisado que vendría, ¿no? Aunque, la luz del cuarto de ellas estaba apagada como todas las demás de la casa.
Me acerqué con dudas, alzando la mano y finalmente tocando el timbre. Esperé, pero no parecía que nadie respondiera. Apreté los puños y de nuevo alcé la mano con intensión de tocar de nuevo el timbre, pero no hubo necesidad de ello pues, antes de si quiera rozarlo, la luz del pasillo que daba a la puerta ya había sido encendida.
Respiré con delicadeza al ver la sombra acercarse a la puerta, pero cuando al fin se abrió, la respiración se me cortó.
Frente a mí, se encontraba Ryosuke.
Mis ojos no parpadearon, mi respiración se contuvo y, como si el tiempo se detuviera, nos observamos por unos momentos.
°°°
-Oh está bien… ¿En dónde dices que lo dejaste?, No, no, no, ya vi ahí y no había nada ¿Segura que fue acá? ¿Sí?, No, es que salieron ¿a dónde?, creo que a visitar a mi abuela, se sentía enferma y fueron a ver que todo estuviese bien. ¿Yo? Debo estudiar para un examen de mañana por eso me quedé. Sí, sí… ¿Eh? No… Dejaron las puertas cerradas. No les gusta que se queden abiertas, como me la paso en la universidad hasta entrada la noche, la casa se quedaría sola así que dejaron cerrado todo. ¿Cuándo? Dentro de dos días… Si… Lo siento, ¿Eh? No, está bien… Sí…-
Permanecí en la sala, con la vista perdida en algún lugar de ésta. No podía creerlo. Al parecer, el mensaje que le había enviado a la hermanita de Ryosuke, no pudo haber sido leído debido a que no estaban acá. Se habían ido a perder a quien-sabe-dónde y no había señal en ese lugar. Así de simple. El mensaje no llegó, no les pudieron avisar que no se encontraban y por lo tanto no me avisaron a mí de ese suceso. Ahora, estaba acá, sentado en la sala, con la luz prendida y viendo mi reflejo por la ventana, también podía ver la espalda de Ryosuke hablando por teléfono en el pasillo. Suspiré, ¡de verdad que estas me las cobraré Saya!
De tanto coraje, me comí los dos dulces que Saya me había dado como recompensa. Mordiéndolos y escuchando el crujido dentro de mis oídos.
-Si… ¿Eh? No, no hay problema con eso… Si… Se quedará en mi cuarto…. ¿Sillón? No, no podría dejarlo dormir ahí… Tengo colchonetas y un saco de dormir, le diré que cual prefiere… Sí… No se preocupe… Nos vemos.-
Casi me atraganto con el dulce al escuchar esas palabras. ¡¿ME IBA A QUEDAR EN LA CASA DE RYOSUKE?! Y no sólo eso… ¡DORMIRÍA EN SU CUARTO! Mi corazón se aceleró. ¿Cómo lo iba a soportar? ¡TE ODIO SAYA!
-Creo que ya oíste lo que pasó- escuché su voz detrás de mí, viendo por la ventana su reflejo.
Me estaba observando. Pero, su mirada demostraba que no estaba contento por ello.
-Ah… sí… lo escuché- sonreí de medio lado. Lo menos que deseaba era quedarme a solas con él.
-Vamos entonces. Acomodo tu “cama” y me pongo a estudiar para mi examen de mañana-
-Sí…-
Apenas respondí. Aquella respuesta me sonó cortante y… fría. Era como un “No tengo tiempo para preocuparme por ti, debo estudiar” o incluso un “No me molestes” muy claro.
Lo seguí conduciéndome por pasillos ya memorizados en mi cabeza. Apenas y alzaba la vista para verle, notando que ya era algo más alto que yo, aunque siempre lo fue, pero esta vez, lo veía demasiado inmenso y lejano. Su espalda era amplia, su cabello alborotado pero corto, tanto, que dejaban al descubierto su parte posterior del cuello. Su camisa del pijama estaba doblada hasta el codo, era suelta pero dejaba ver un poco de su cintura por lo chica que le quedaba. Su pantalón se amoldaba perfecto a su cadera, siendo suelto y recto, llegando incluso más abajo del talón, aunque milímetros. No era para pisarlo, pero tampoco tan alto como para no arrastrarlo.
Cuando llegamos al cuarto, se apresuró a acomodar sus cosas, aunque no había mucho que arreglar. El único desarreglo de su habitación, era el escritorio amontonado de libros y papeles que cubrían casi por completo la superficie de éste.
Yo simplemente lo observé trabajar, sintiéndome cohibido pero, con aires de nostalgia.
°°°
-Buenas noches…-
-Descansa-
Aquellas palabras, temblorosas, salieron de mis labios. Siendo respondidas de una manera suave y serena. Al menos, ya parecía un poco más relajado.
Estaba recostado a un lado de la cama de Ryosuke. Mi vista contemplaba su techo desde hace rato, no podía dormir. No quería voltear a otro lado, así que permanecí inmóvil en la misma posición deseando que la mañana apareciera.
El motivo por el cual me había quedado en su casa, era que de un momento a otro la lluvia había empeorado e incluso ahora se veían rayos a lo lejos.
Tras eso, no pude objetar nada, y creo que él tampoco. También sé porque razón no me dejó quedar en la sala. Sabía que a veces, cuando las cosas empeoran, no podía dormir con la luz de los rayos o el rugido de los truenos. No les tenía miedo, simplemente me quitaban el sueño y me hacían imposible conciliarlo de nuevo. Además, el sillón no era precisamente “cómodo”.
Ryosuke seguía preocupándose por esos pequeños detalles, o tal vez sólo eran ideas mías. Extrañaba sus cuidados. LO extrañaba a él, pues, aunque Yuto y Keito aparecieron cuando más los necesitaba, siempre esperé ansioso por volver a estar cerca de Ryosuke. Ni yo mismo me entendía al principio, hasta hace un mes, cuando por primera vez lo vi, fue que supe. Me había enamorado de él, pero por mi ceguera y afición a Takaki, no me había percatado de eso.
Viré lentamente la cabeza, hasta encontrar su espalda reclinada al frente. Su silueta era dibujada por la luz tenue de la lámpara y, sus movimientos apenas perceptibles, ponían en evidencia su concentración.
Me perdí en esa figura y poco a poco, fui cerrando mis ojos, preso del sueño.
°°°
Mi corazón estaba agitado. Mis pies pesaban a pesar de que parecía que corría sobre nubes. Mi cuerpo sudaba a mares y, detrás de mí, la imagen de unas manos intentando cogerme. No podía escapar, una neblina espesa me estaba sofocando y… cuando sentí que caía en un precipicio, me estremecí. Al abrir los ojos, aún dentro de mi inconsciencia, noté el pecho sudoroso de alguien debajo de mí. Al abrirlos más, no podía creer la imagen que veía… Ryosuke, desnudo, debajo de mis manos.
Su perfecta figura enmarcada por el tono rojo de las sábanas. ¿Y cómo conocía la forma de su cuerpo? Cierto día, tras haber ido de visita con mi hermana, mi vejiga y mi organismo conspiraron contra mí. No podía aguantar y, al entrar al baño, pude ver de frente el cuerpo desnudo de Ryosuke, quien se acababa de bañar y la toalla estaba secando su cara.
Suerte para mí que nadie me vio, y nadie más que yo supo lo que había sucedido.
Ahora, contemplaba toda la hermosura de su cuerpo bajo el mío. No podía resistirme, no podía, ese cuerpo, me llamaba. Lo hacía, pedía a gritos que lo tocara… Yo… Yo…
Un rayo me despertó de ese sueño con agitación.
Me alcé veloz con los ojos bien abiertos. Estaba sudado, agitado, sediento. ¿Qué me pasaba?
Apenas y pude moverme, pues de un momento a otro mi cuerpo comenzó a doler. Pero, eso no fue lo que me espantó. La razón de mi grito ahogado, cubierto por mis manos, fue que mi cuerpo ardía. ¡Estaba ardiendo! Tenía sed, calor y mis movimientos eran casi nulos.
Me sentí adormecido. No podía creerlo, algo me estaba pasando. Mi cuerpo, mi mente, ¡todo estaba hecho giros!
Con la fuerza que pude, me levanté, sintiendo mis piernas flaquear. Mis manos tomaron las sábanas de Ryosuke con fuerza, y gracias a que con ellas, pude apoyarme sobre la orilla del colchón, pude impulsarme hacia arriba, caminando paso a paso, lento, viendo que las paredes y el suelo parecían girar y querer unirse en un punto del centro.
Con pesar llegué a la puerta, abrí torpemente y salí. Sostenido de los muros, llegué hasta el baño, y al abrir la puerta, casi podía asegurar que alguien me empujó con fuerza hacia el lavabo, cayendo mi pecho contra el borde de éste.
Me alcé, apretando con fuerza el borde para no caer y usando casi todas mis energías en ese movimiento sólo para observarme al espejo.
Aunque las luces estaban apagadas, podía ver con claridad el tono de mis ojos. Estaban rojos, pero no vivo, si no, como si hubiese bebido o llorado durante la noche, evitando la hinchazón alrededor de ellos. Mi boca reseca pedía a gritos agua y, una sensación agria invadió mi garganta, llevando por inercia mi mano a rodear el cuello.
Me sentía morir. ¿Qué rayos me pasaba?
“-¡Son vampiros!-” La voz de Yuto pronunciando eso retumbaron en mi cabeza. ¿Vampiros? No puedo creer en eso. ¡Es imposible! ¡No existen!
Pero, dudé. Al recordar la noche pasada, antes de que las marcas aparecieran, entre mis sueños creí haber visto algo en mi cuarto. No quise darle vueltas al asunto pero, esa noche, recuerdo haber visto una figura sosteniendo mi rostro. Apenas pude reaccionar, abriendo en una ranura los ojos y viendo la imagen borrosa de unos labios rojos de mujer curvándose. De entre ellos, se asomaron unos finos colmillos filosos. De su comisura, pareció resbalar un líquido oscuro, que descendió con lentitud hasta su barbilla.  No pude distinguir nada más y caí dormido de nuevo. Al día siguiente, las marcas ya estaban.
Vi mi cuello y, cuando un rayo iluminó el espejo y a mi reflejo, pude notar que de mi cuello gotas de tono rojo oscuro parecían escurrir. Y, al alzar de nuevo la vista, una silueta a mi espalda, estaba parada.
Voltee como un loco que se siente acosado sin ser verdad, pero, la silueta no había desaparecido, lo que debía de haber sido normal si era sólo un juego de mi cerebro. Pero no lo era, porque esa silueta, comenzó a elevar la mano.
-¡AHHHHHHHHHHHHHH!- No pude evitar lanzar un grito de terror.
°°°
-¿Qué te pasa?-
Su voz fue como música para mis oídos. Y su imagen más. Quien estaba detrás de mí era Ryosuke. Lo había despertado, luego de haber jalado sus sábanas. Se levantó somnoliento y me siguió, pero terminé por asustarlo cuando grité desconcertado.
Mis ojos estaban llorosos, y él me miraba con incógnita y preocupación.
-Yuri… Tu cuello…- me dijo, sorprendido pues, de seguro, había visto el líquido rojo que resbalaba por éste.
-Ryo…- no aguanté y estiré mi mano en forma suplicante por ayuda, soltando el lavabo y sintiendo que mis piernas no reaccionaron pues se doblaron al instante.
Ryosuke pareció entender y se apresuró a sostenerme antes de que cayera al suelo.
-¡Por dios Yuri! ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa?- su voz era de preocupación.
Yo seguía con la sed en mi garganta, el calor quemando mi cuerpo y unas ganas tremendas por probar la piel del cuello de Yamada, que en la posición en la cual me estaba sosteniendo, con mi cabeza sobre su hombro, me dejaba apreciar a la perfección el punto donde su palpitante yugular me llamaba.
Inconscientemente, llevado por mis impulsos, abracé a Ryosuke por el cuello y acerqué mis labios hacia su cuello. Besé apenas rozando la piel con mis labios y, saqué la punta de mi lengua para poder saborear su piel. Un sabor dulce invadió mis papilas gustativas. El amargo sabor del cual antes estaba invadida mi boca, ahora había cambiado a un sabor dulce, como si de azúcar estuviera hecha su piel.
-¡Ah! ¡Chinen! ¿¡Qué rayos te pasa?!- Ryosuke reaccionó asustado, ¿Y quién no lo estaría? De un momento a otro, quería devorarlo.
-Ryo… Ryosuke…- pronuncié sobre su oído. Sentí su cuerpo temblar sobre mis brazos, y esa sensación me gustaba.
Él intentó alejarme, pero me impulsé al frente, cayendo al suelo. Al levantarme, pude verlo. Sus ojos cerrados con fuerza, sus mejillas sonrojadas seguro por la acción de hace unos momentos y, su pecho ligeramente lograba notarse.  Mi corazón se detuvo. Mis ojos no podían dejar de verle y si me pudiese ver, podría jurar que estaban totalmente brillosos y, con un tono carmesí en ellos.
Ryosuke volteó a verme. –Chinen… ¿Qué ha…?- no le di tiempo ni de hablar.
En un impulso, mis labios chocaron con los suyos. Lo estaba besando. Mi cuerpo se estremeció y por leves instante juro haber sentido como me correspondía, pero eso cambió cuando giró su rostro a un lado para deshacerse del beso.
-¡CHINEN! Con un carajo… ¿¡QUÉ RAYOS PRETENDES!?-
-Te amo…- susurré, sintiendo mis lágrimas fluir –Lo siento… Ryosuke… Fui un idiota hace un año… Por favor… perdóname… - susurré, sintiendo que mi voz se quebraba a la par que mis manos apretaban con fuerza la camisa al nivel de su pecho y mi cabeza se ocultaba entre su cuello y su hombro.
Aquel instante fue efímero, pero a la vez eterno. Nos mantuvimos callados. Mi cuerpo se había relajado y mi mente aclarado, me sentía bien que no me iba a importar ya que Ryosuke me rechazara, incluso me sentía satisfecho y que podía aceptar su negativa con una sonrisa.
Pero aquello tuvo que deshacerse cuando mi cuerpo me traicionó.
El calor de nuevo regresó, ahora más intenso que antes y con ello secando mi boca a mares. Mi cabeza palpitó y no pude evitar encogerme por los espasmos que de pronto comenzaron a azotar mi cuerpo. ¿Metamorfosis? ¡ME ESTABA TRANSFORMANDO EN VAMPIRO!
No quería beber de la sangre de Ryosuke, así que me arrastré lejos de él. Apenas podía escuchar sus palabras pronunciando mi nombre en tono de preocupación. Yo estaba hecho ovillo en el suelo del baño, y de seguro con la respiración agitada, gimiendo de dolor debido a los espasmos.
-¡CHINEN!-
Fue lo último que escuché antes de caer desmayado.
°°°
Mi cabeza palpitaba. Mi cuerpo estaba pesado y, una mano acariciaba mi frente.
Al abrir los ojos, pude ver la mano de Ryosuke alejarse, dándome ahora su espalda. Viré lentamente el rostro sólo para ver con claridad como Ryosuke estaba con una bandeja llena de agua, exprimiendo un trapo y sacudiéndolo. Me estaba cuidando.
No pude evitar sonreír al momento de verlo girarse y quedarse observándome.
-¿Te sientes mejor?- me preguntó suave.
Asentí. Aunque realmente no me sintiera de esa manera. De hecho, tenía de nuevo calor por todo el cuerpo, espasmos aunque más ligeros y una sensación tremenda de sed en mi garganta. Pero, cuando Ryosuke posó su mano de nuevo sobre mi frente, sentí que aquello no era tan malo.
-Chii… ¿Comiste algo extraño? Parece como si estuvieras…- parpadee, negando.
-No estoy enfermo… -
-¿Enfermo?-
No podía dejar de mirarlo. Sus labios, sus ojos, su cabello, su rostro, su cuello… Su cuello… De nuevo el sabor amargo invadió mi boca y desee probar su piel.
No podía pasar esto, dejé de escuchar la voz de Ryosuke y sólo escuchaba una voz en mi cabeza “cómetelo”. Sacudí intentando quitar esa idea tonta, pero, sólo provoqué que Ryosuke se acercara.
-Chii, ¿estás bien?-
Su rostro cerca del mío, su aliento humedeciendo mi mejilla. No, no podía resistir más. Ryosuke debía ser mío.
Me acerqué, tomando su rostro ya sin oír nada más que mis deseos, posando mis labios sobre los de Ryosuke. Pensé que aquel beso duraría más, pero tan pronto posé mis labios sobre los de Ryosuke, éste se apartó.
-¡Chinen! ¡Escúchame! Algo te está pasando… Y yo sé que es… Debemos ir rápido al baño antes de que las cosas empeoren-
-No puedo detener la metamorfosis de un vampiro… No sé cómo- sonreí.
-¿Qué?-
Cerré mis ojos y luego los abrí, mostrando mis ojos tono carmesí. Lo sabía pues, Ryosuke permaneció estático, seguro incrédulo de lo que veía. Así es, yo, Chinen Yuri, ya me había transformado en un demonio bebe sangre. No me importaba, porque, ahora nada más que el deseo se alojaba en mi cuerpo y mente. Deseaba poseer a Ryosuke.
-¡Chinen!-
Me abalancé sobre Ryosuke, abrazándolo por el cuello y cayendo a la cama. Las almohadas y cobijas saltaron y, aunque trató de liberarse, simplemente mi agarre era más fuerte que el suyo. Estaba comprobado, ya había terminado la metamorfosis.
Abrí los ojos viendo la suave piel de su cuello. Relamí mis labios humedeciéndolo y posando un beso húmedo sobre su cuello. Él negaba, me gritaba, y decía palabras que ya no podía identificar. El calor de mi cuerpo aumentaba y los espasmos se dirigieron a un solo punto: mi parte baja, mi miembro.
Cuando Ryosuke movió su pie en un intento por hacer girar su cuerpo, rozó con la rodilla aquel bulto ya formado en mis pantalones.
Gemí con fuerza sobre su oído a propósito, bastando sólo eso para dejarlo estático.
Sonreí divertido, llevando mis labios desde su cuello en el hueco yugular, hasta el lóbulo del oído. Rodee con éstos el pequeño piercing dorado que en esos momentos llevaba.
Bajé la lengua desde ese punto, dando toques con la punta, hasta el borde de la clavícula. Ahí, tuve que retirar poco a poco las prendas que me molestaban para poder probar su pecho. No sentí ninguna objeción ya, así que proseguí.
Besé, lamí, froté mis manos sobre la parte de la clavícula de lado a lado. Necesitaba más, no iba a conformarme con eso, y entonces, le oí.
Un pequeño gemido por parte de sus labios me hizo alzarme de golpe a ver su rostro. Estaba sonrojado. Tenía el dorso de su mano cubriendo su boca y sus párpados fuertemente apretados.
Mi corazón dio un vuelco, y sus labios me llamaron. Me acerqué hasta su rostro, retirando la mano que me impedía pasar hacia su boca y me acerqué. En un tacto, sentí sus labios carnosos, calientes y suaves bajo los míos. Me mantuve un momento así, sorprendiéndome cuando sentí entre ellos algo húmedo que se deslizaba con ansiedad hacia mí. Era la lengua de Ryosuke.
Abrí dejando pasar aquella lengua dentro de mi cavidad, encontrando a la mía y dando toques para invitarla a bailar dentro. Entrelazadas, fueron y vinieron de cavidad en cavidad, llenando mi boca de su sabor. Sabía tan bien, nunca antes había probado algo parecido. Quería más, quería más.
Nos separamos para poder tomar un poco el aire, abriendo los ojos y notando la mirada de Ryosuke clavada en mí. Sus ojos brillantes, denotaban deseo. Ambos pensábamos en lo mismo, nos deseábamos.
Se acercó a mí, besando la punta de mi mentón y bajando hasta mu cuello. Temblé al sentir su lengua lamiendo mi cuello. ¿Él habrá sentido lo mismo? La sensación me gustaba.
Lo empujé de nuevo hacia la cama, apartando mi piel de su feroz boca y sonriéndole. Él solamente me miró y nos acercamos de nuevo. Esta vez, el beso fue más apasionado. Nuestras bocas parecían devorarse, mis manos desabotonaban su camisa, tocando cada rincón de su piel. Él, mantenía sus manos fijas alrededor de mi cintura, apenas moviendo las manos para acariciar mi espalda.
Mis besos descendieron, llegando hasta cada uno de los botones en su pecho. Lamí la aureola, mordiendo y succionando. Al escuchar sus gemidos, sentí que todo mi cuerpo se erizaba.
Bajé, llegando hasta el ombligo. Metía y sacaba la lengua, en un movimiento provocativo. Reí al oírle pedir que parase.
Sabía que lo disfrutaba, y no me detendría. Mis manos ahora comenzaron a deshacerse de las prendas estorbosas sobre su cuerpo, viendo que, mis besos habían funcionado.
Al llegar a su miembro, éste se encontraba totalmente despierto. Apenas podía creer que esto estuviese pasando.
Mis manos presurosas lo tomaron, sosteniéndolo y apretándolo en ciertas partes. Comprobaba con la mirada que estuviera disfrutándolo, bajando de nuevo la mira a su sexo. Mis labios se relamían de pensar en el sabor, acercando la boca y apenas sintiendo con la punta de mi lengua, el palpitante y goteante vértice del glande.
Mi boca deseaba probarlo más, tragarlo, morderlo, saciarse de su ser.
Mordí la punta escuchando objeciones, pero no me importaba. Sus manos se dirigieron a mi cabeza para detenerme, pero las alejé apenas con poco. Succionaba, meneando su pene con mi boca y manos. Apretaba con mis labios el falo, intentando meterlo dentro de mi cavidad, haciéndose cada vez más imposible.
Su voz se escuchaba en toda la habitación, en un grito sonoro, terminó por correrse en mi boca. Un éxtasis. Una explosión. Mi boca llena de él, de su sabor. Sonreí.
Me levanté viendo como sus ojos aún deseaban más, yo igual lo deseaba. Con sonrisas cómplices, volví a ese lugar, besando y rozando con mis dientes, a lo que él respondió con un fuerte gemido y se apresuró a dirigir sus manos hacia mi camisa para jalarme.
-¡Maldita sea Chinen, quítate la ropa!- exigió.
Hice caso omiso, no le iba a dar el placer hasta que yo quisiera. Aunque ya me estaba incomodando. Pronto desaparecería.
°°°
Ambos cuerpos rozándose entre sí. Roce tras roce el calor aumentaba, abrazados y frotando nuestros miembros uno contra otro. Estaba sobre él, besándonos. Nuestros pies enredados, las respiraciones agitadas, los cuerpos sudorosos favoreciendo a la fricción.
Me aparté de Ryosuke, observándolo unos instantes. La misma imagen que en mis sueños. Su rostro rojo, sus manos hacia mí pidiendo a gritos que mi cuerpo y boca lo tocaran.
Verlo de esa manera, no pude evitarlo. Sonriente, lo giré, logrando con eso desconcertarlo.
-¡Oye! ¿Qué ha…?-
Abrió los ojos de par en par al verme sonreír de manera malévola, preparando mi miembro.
-¡NOOOO!-
Intentó voltearse, pero no lo dejé. Tomé sus manos con las mías y las llevé hacia atrás. Estaba con el rostro contra el cojín, negando y moviéndose, pero sus manos estaban prisioneras  al lado de su cuerpo, dejándome una vista bastante hermosa desde donde estaba.
Ryosuke siempre había sido el dominante, este era mi momento de brillar.
Acerqué mi lengua hasta su entrada, dándome paso con dificultad. Ryosuke se movió agresivamente al sentirme ahí, bajando las caderas. Me tuve que apartar, buscando la manera de detenerlo, llevando sus manos hasta la espalda y sosteniéndolas con fuerza. Tuve que valerme de mi rapidez para que no se moviera, apretujando su cuerpo en esa posición y comenzando de nuevo.
Necesitaba mantenerlo ahí hasta que estuviese preparado, de lo contrario dolería.
Metía y sacaba la lengua, lamiendo y succionando. Sus movimientos cada vez eran más fuertes, hasta que en cierto punto no pude sostenerlo más y tuve que liberar una de sus manos. Creí que estaba por apartarme, pero en vez de eso, llevó la mano hacia su rostro. Intentó cubrirse la boca de los gemidos que emitía.
Con una sonrisa triunfante, tomé su mano, haciendo que me mirara.
Llevé dos de sus dedos hacia mi boca. Lamiendo y humedeciéndolos. No paraba de mirarme, mientras disfrutaba de sus dedos como paletas de hielo heladas en un día de sol.
Bajé sus dedos, y con sumo cuidado, le indiqué que metiera el índice dentro de su entrada. Aquel gesto lo dejó impactado, pues parecía no reaccionar.
Nuevamente me agaché, acercando mi rostro y lamiendo su palpitante entrada. Él gimió, alzando las caderas y temblando de las piernas. Tomé su mano y con su propio índice, hice que se penetrara.
Al principio gritó, intentando sacar su dedo, pero  se lo negué. Me acerqué a su oído susurrando un “muévelo en círculos mientras yo hago otra cosa”, haciéndole estremecer.
Comenzó a mover su dedo como le indiqué, apartándome y viendo desde la parte posterior, su manera tan sensual de hacerlo.
Bajé mis manos hacia mi sexo, masajeándolo y lubricándolo con mis propios fluidos que goteaban en la punta. Ryosuke parecía disfrutar del espectáculo, pues mientras yo hacía eso, no dejaba de observarme con una sonrisa.
Cuando por fin estuve listo, aparté la mano que me estorbaba, viendo cómo se quedaba quieto. Tomé su cadera, acariciando un poco y acercándome para besar, mientras, abajo, mi miembro comenzaba a darse espacio para entrar.
Aquello a ambos nos dolió. Me detuve instantes, pero cuando pude al fin acostumbrarme y acostumbrarlo, metí de lleno todo mi pene.
Ryosuke se arqueó, gritando con fuerza mientras yo mantenía su cadera aferrada con fuerza.
Abrí los ojos, tembloroso por las ansias de moverme. Saqué lento mi sexo hasta la mitad, y lo volví a meter con la misma fuerza que antes. Una vez más, él gritó, dejándose caer sobre la almohada.
Repetí consecutivamente hasta haber acelerado mi ritmo unas diez veces más. La fricción de mi pene contra sus paredes lo había calentado. Lo presionaban y estimulaban.  Me impulsaba con fuerza, quería llegar más profundo. Bajé mis manos hacia su miembro, masajeando al ritmo de mis estocadas, deleitándome con gemidos más sonoros y una voz que poco a poco iba enroncando.
Al fin, impulsado por mis piernas, llegué hasta el punto del éxtasis.
Una corriente desde la cabeza hasta mis pies me envolvió. Aquella misma corriente lo recorrió a él, pude sentirlo. Y, al segundo que ocurría aquello, fue como si mi cuerpo se hubiese fusionado al de Ryosuke, explotando a la vez.
°°°
-¡¿Qué tu qué?!- mis ojos estaban abiertos de par en par.
-¡L-Lo siento! ¡Fue idea de Daiki!-
-¡¿Y quién rayos es Daiki?!-
-El hermano adoptivo de Ryosuke… ¿No lo conoces?-
-No me interesa conocerlo… ¡QUIERO MATARLO! ¿Cómo se atreven a planear algo en mi contra? ¡¿Dulces con afrodisiaco?! ¡¡LO MATARÉ!!-
-Tranquilo… No sabía que esos dulces contenían eso… Lo siento…- se disculpó por más de dos horas, sin embargo, no iba a perdonarlos con tanta facilidad.
Había caído en la estúpida trampa hecha por mi hermana y ese idiota de Daiki a quien no conozco, pero en cuanto lo haga, lo mataré.
En la mañana ya no pude ver a Ryosuke, pero después de lo que pasó en la noche, de seguro llegó a la escuela, cansado y adolorido. Me odié por eso internamente y fue cuando me percaté de algo.
Las marcas en mi cuello habían desaparecido, notando que era tinta y simple pegamento. Tal vez el calor deshizo el pegamento.
Cuando le pregunté a mi hermana, no pudo evitar decirme todo.
Ahora… No sé cómo mostrarme ante Ryosuke. De seguro… Me odia.
°°°
-¿Y cómo te fue Ryo-chan?- sonrió amplio al menor.
-Idiota… te dije muy claramente… que le hicieran creer que era víctima de vampiros… ¡NO UN VAMPIRO!- le lanzó una servilleta en bola.
-¡No fue mi culpa! Saya me dijo que lo había logrado…- hizo un puchero.
-Ya no importa… hay…-  se talló la espalda.
-Lo que me sorprende es que… él… -no pudo evitar dejar escapar una risita- te haya… metido… su… -antes de terminar la frase, fue mojado con agua helada. -¡AAAH!-
-Cállate… -desvió la mirada- Maldito Chii… como se atreve… -sonríe- siempre ha sido un líder~-
-haaa! Haaaa! –gritaba corriendo por todos lados.

FIN

Comentarios

  1. YAMACHII YAMACHII ME ENCANTA *___*!!!
    me encantó el fic, me encantó la última parte, que le hicieran creer que era vampiro ahahahahaha
    también, aunque me gusta más Chii de uke, me gusta que sea al revés también ewe
    Lo amé de verdad de verdad!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. muchas gracias!! Me alegra que te haya gustado ^^!!
      Gracias por pasarte a leer -w-

      Eliminar
  2. safagasghadsgashgas~
    'siempre a sido un lider'
    >.< ok... esto me traumoo!!
    :3 pero fue un lindo trauma~
    de uke a seme~ ... SIGAN LE DANDO DE ESOS DULCES!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaj lo sé! Tuve que poner un poco de toque de mi humor *A*
      Gracias por comentar ;w; me animan a seguir *A*

      Eliminar
  3. hola me en canto fue algo trashumante pero muy lindo saber que cambiaron las cosas y fue chii quien fue el que lo hizo gracias por hacer mi petición y fue interesante que pensara chii que era vampiro y que lo hayan planeado sus hermanos de yama-chan y yuri fue genial y si siempre a sido un lider :) espero leeer mas fic yamachii

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De nada, fue un placer *A* dos pájaros de un tiro xD
      Me alegra que te haya gustado y por lo de la segunda parte, sigo pensándolo xD
      jaja tengo que ver como reaccionarían *A*
      Y bueno! no estoy acstumbrada a hacer muchos YamaChii pero, me esforzaré xD

      Eliminar
  4. *w*.....*no había entendido lo de los dulces(?)* pero como que medio medio lo siento por mi ignorancia xD
    JAJAJAJAJAJAPueees me encanto *^* aunque Chinen de seme ay dios, el pequeño disfruta más ser el pasivo para que mentir(?) pero ya que dijo "es mi momento de brillar" Ále me salio macho, ya pues me emocione!!!! ljsdahdfjlasdfhas ;w; el fanfic me encantooooo !

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jaja gracias *A*!!! jeje me alegra que te haya gustado tanto *w*
      jajajaja poner a chii de seme ha sido un reto xDD

      Eliminar
  5. -se muere- ay ay ay ay mi uke siendo seme! me es imposible imaginarlo sin pensar "que tierno quiso ser seme" asdasdasd me encantó!! porque rayos no escribes más yamachi? donde tengo que hacer mi petición para que también a mi me hagas caso!!!! T___T

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueee~ Mi pareja ff es AriYama, por eso es que no hago mucho YamaChii xD, jeje >w<
      jajaja para lo de tu petición~ creo que había dejado mi correo por ahí perdido owo...
      este... puedes enviar peticiones a esta cuenta *A* "kyo_chan20@hotmail.com"
      jejeje aunque... a veces tardo mucho ._. -siempre tarda- ;A; pero intento hacerlo lo mejor posible! ;A;
      Si esperas a esta fanfictionera, haré otra historia luego ;w;

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ai no hana cap 15

Valla, ahora estoy más que feliz, mi hermano y yo nos convertimos en amantes, finalmente, estoy... bien... -“Vamos Ryusei, aun queda un poco del festival...” -n////n “Si ¡!” (Al levantarse se dirigen a la parte de enfrente de la escuela) -“Oh...” -“¿Qué sucede Ryusei?” -“mmm... AHHH~~~ EITA ¡¡¡¡!!!!” -O.o -“EITA ES MI AMIGO Y SE ESTABA PELEANDO CON CAÍN ¡¡!!   LO DEJÉ SOLO” TT-TT

This day and never again

Siento que no me he apresurado mucho... Lo siento! -hace repetidas reverencias- y ahora vuelvo, a un mes de haber desaparecido con una historia nueva que no es la que esperaban ;A;! de verdad lo siento! Pero, espero la disfruten .... -deja la historia por acá- ya me apuro, ya me apuro ;A;

In the dark

CAPÍTULO 1: “ENCUENTROS FORTUITOS” (2 parte) Eran ya las pasadas 3 de la mañana, el pequeño vampiro no conseguía conciliar el sueño, esto no solía pasarle seguido, no era normal que no pudiese dormir a tales horas de la noche. Sabía que algo no concordaba, el lugar estaba bastante silencioso, ni siquiera sus compañeros de habitación hacían el menor ruido... algo no cuadraba... Se levantó para intentar despejarse un poco. Con suma paciencia, se dirigió a la ventana, sintiendo sus pasos ligeros, como si flotase en una especie de nube invisible y trasparente, la noche se tornaba entonces aun más rara. Llegó hasta donde la pequeña ventana dejaba pasar los rayos azulados de la luna de verano, abriéndola con suma delicadeza para hacer el menor ruido posible, y una vez abierta, apoyarse sobre el marco de ésta, relajándose, acomodando su cabeza sobre sus brazos ya cruzados, viendo el vasto bosque que se extendía dentro del internado, siendo interrumpida su visión al ver movilización e