Así es mis preciosas criaturas! Nuevamente yo...
Ya que me sentí mal por no haber cumplido mi promesa, la sorpresa de esta semana es que... ¡¡Hay capítulo doble!! ¡¡Así es!!
Hace poco acabo de terminar la siguiente parte y espero comenzar pronto con el siguiente capítulo! ¡¡Yayh!!
Espero con esto me perdonen... ;w; yo las quiero mucho por estar leyendo...
De verdad gracias ;w; me hacen feliz...
Y bueno... sin más que agregar... acá el siguiente cap!! Douzou!!
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Capítulo 4: “Arena de guerra, festín de bestias” [Parte IV]
Sí. Lo que
había vivido hace tiempo en ese lugar lo habían dejado marcado por el resto de
su vida. El tan sólo recordarlo le helaba la piel. Pero ahora no se encontraba
en esa situación, no, claro que no.
Ahora quien
estaba sufriendo probablemente los mismos tratos que él era Yamada. ¿Cómo es
que había llegado hasta ahí? ¿Cuándo es que lo atraparon? ¿Cuánto tiempo había
perdido ya? Las preguntas que fluyeron le hicieron enrojecer de la vergüenza y
la furia.
El pasado, no
lo podría cambiar jamás, pero estaba ahí, ahora. Él era el único que podía
salvar a Yamada de las garras de los demonios hambrientos. Si se quedaba
esperando por más tiempo, se lamentaría en un futuro.
Arioka:
-¡Yamada!- entró gritando, abriendo las puertas con fuerza y deslizándose
ligero por las escaleras.
Su cuerpo se
sentía tan liviano, tan ágil, que no tardó mucho en llegar hasta abajo, viendo
el pasillo extenso al frente suyo. Su corazón dio un latido y pronto se
encontró recorriéndolo a gran velocidad. Tenía que llegar con él, tenía que
salvarlo. Tenía que impedir que le hicieran lo mismo. “Yamada”.
Al abrir más
los ojos, pudo divisar a uno de sus vórtices comenzando a crearse. No dudó en
correr dentro. La visión del vampiro apareció ante sus ojos y la proximidad se
acortaba. Pronto estaría a su lado.
Arioka:
-Yamada…- sonrió, dando un paso más.
Pero
justamente cuando sentía que podía rosarlo, algo lo jaló hacia la parte
trasera.
Takaki:
-¡¿Estás loco?!- gritó.
El mayor de
los demonios había logrado percibir la oleada de magia y energía creada por el
vórtice y pudo detener a Arioka a tiempo antes de que descubriera sus poderes
frente a otros.
Arioka:
-¿Takaki?- preguntó, viendo que se encontraba justo al otro lado de la malla,
lamentablemente, fuera del coliseo.
Takaki: -¿Qué
rayos haces aquí Daiki?- su sorpresa y exaltación no faltaron.
Arioka: -Eso
no te incum…- antes de siquiera terminar la frase, oyó un fuerte estruendo que
a todos hizo levantar de sus lugares y emocionarse más de la cuenta.
Cuando giró
su mirada, sus ojos platinados se centraron justamente en la imagen que ahora
caía del centro e intentaba correr con prisa sin poder hacerlo.
La figura que
sus ojos reflejaban era la de Yamada. Éste corría torpemente intentando escapar
de las garras de los demonios.
Arioka:
-¡¡Yamada!!- gritó, acercándose a la malla e intentando atravesarla.
-¡¡Yamada!! ¡¡Suéltenlo malditos vejetes!! ¡¡Déjenlo en paz!! ¡¡ESCORIA DE
MIERDA, DEJENLO YA!!-
Takaki:
-¡¡Daiki!!- lo sostuvo como pudo, agarrando sus brazos para alzarlos en un
fuerte agarre donde él flexionó el codo para crear más presión.-
¡Tranquilízate! ¡Daiki!-
Arioka:
-¡Suéltame Takaki! ¡Tengo que ir!-se removía entre los brazos del otro.
Takaki: -¡Es
contra las reglas! No… puedes… Dai… ki…- apenas y podía hablar, siendo golpeado
por los puños torpes del menor.
Arioka:
-¡¡Que me sueltes!!-
Takaki: -¡No
lo haré!-
No podía
soportarlo. Cuando volvió a dirigir su mirada, casi sintió que su cuerpo
desfalleció al ver como los otros demonios habían enterrado en el frágil cuerpo
del vampiro sus garras. La sangre fluía a chorros. Ante sus ojos, la vida de
Yamada se desvanecía.
Su garganta
se secó, su cuerpo se tensó. Lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Eso
había sido su culpa. Lo presentía. El que Yamada esté ahí, había sido su culpa.
El enojo que
antes le invadía ahora se había vuelto angustia. No quería verlo morir. No
quería que sufriera. No quería perderlo… No quería…
Arioka:
-Yamada…- su hilo de voz apenas fue entendible para Takaki- No… Takaki… Por
favor… Ayúdame… Takaki…- su cuerpo estaba temblando.
Takaki:
-¿Qué?-
Arioka: -Por
favor… Por favor… No quiero que muera… Yamada… No dejes que muera…-
Cuando el
mayor lo dejó caer, deslizándolo por su cuerpo, Arioka cayó de rodillas. Sus
ojos estaban inundados en lágrimas. Solamente el mayor se quedó ahí,
intercalando su vista entre él y el vampiro. Afiló los ojos y se dirigió hacia
la malla.
Takaki:
-¡HIKARU!- gritó.
Arioka alzó
la vista, sorprendido. Sus ojos iluminados se vieron mucho más acuosos cuando
el nombrado apareció.
Yaotome:
-¿Qué pasa? ¿No ves que debo estar atento a quien tome primero al chico?-
Takaki:
-Daiki y yo vamos a entrar…-
Yaotome: -……
¡¿Qué?! ¿Acaso estás loco?-
Takaki: -Tú
eres el presentador, creo que podrás hacer algo. Es decir, tú pones las reglas,
¿No?-
Yaotome:
-¿Qué pretendes?- le miró fijamente.
Takaki: -Nada
en particular… ¿Lo harías como un favor? –sonrió, acercándose a Yaotome y
estirando su mano para mostrar su diestra al aire, lo que hizo al demonio
presentador abrir los ojos parpadeante y ladear la cabeza. –Vamos… No queda
mucho tiempo.-
Yaotome: -De
acuerdo…- fueron sus últimas palabras antes de girarse y hacer un ademan con su
mano. -¡MUY BIEN MUGRES ESCARABAJOS! ¡HOY HAY MÁS SORPRESAS DE LAS QUE PODRÍA
HABER IMAGINADO!.... ¡PARA DEMOSTRAR QUE LO MERECEN, DOS DE LOS MEJORES
LUCHADORES ENTRARÁN A LA ARENA! Si no logran tomar al vampiro antes de que
lleguen ellos a él, ¡¡PIERDEN!! –la oleada de bulla creció, no era de esperar.
-¡COMENCEMOS ENTONCES! ¡¡TAKAKI Y ARIOKA!! Vamos, no sean tímidos… ¡¡PASEN A LA
DIVERSIÓN!!-
Arioka:
-Yamada…- sus piernas lo levantaron en cuanto vieron que las puertas se abrían
de pronto, dejándole paso a la arena. –Yamada…- sus pensamientos se pusieron en
blanco y no supo en qué momento es que llegó con el vampiro, sólo supo que
corría y corría. –Yamada…- su respiración se agitó, y justo cuando llegó a
donde estaban, algo golpeó a los demonios apartándolos con brusquedad del
cuerpo inconsciente del vampiro. -¡¡YAMADA!!-.
-----
Chinen: -Yuto…
Por favor… Regresemos… No podemos estar en la noche tan lejos del internado y
tan cerca de… Acá- suplicó. El lugar en el que ahora se encontraban estaba
totalmente prohibido para todos. El internado de los demonios.
Un complejo
de estructuras viejas, tan antiguo como un templo pero con la apariencia de un
reclusorio. Rodeado de una gran y grisácea muralla con 4 postes a cada lado,
suponiendo que eran de vigilancia. La muralla era en realidad un pasillo por el
cual los reclusos salían cuando terminaban su condena. ¿Cuál condena? Haber
nacido demonios… Nunca saldrían de ahí. Al ingresar, les habían prometido eso
pero, tarde se dieron cuenta que su sangre no podía ser cambiada.
Al frente, se
podía observar el gran pórtico. Un portón de gruesos tubos de acero negro que
simulaban barrotes. Al fondo, otro gran portón que se mantenía sellado siempre.
Ese era el portón que daba directamente con el frente del internado. Nunca
debía ser abierto, pues esa era la verdadera salida.
Si aquel
portón se abría, la magia de retención perdería su poder y las murallas
mostrarían su verdadera forma, la cual era débil que con tan solo un ligero
traqueteo del suelo se derrumbaría en menos de 60 segundos.
Nakajima:
-Yamada está aquí…- susurró, apretando los barrotes.
Chinen:-¿Cómo
puedes estar tan seguro? ¡No hay alguien que nos diga que está aquí!-
Nakajima: -Es
el único lugar que queda por revisar… ¿No lo ves? ¡Ni si quiera tus
investigadores privados pudieron seguirles la pista! Yamada está aquí, lo sé,
lo presiento.-
Chinen:
-Yuto…-
La noche les
hacía más difícil poder encontrar alguna brecha para entrar, ¿Y cómo no? Era
una de las más poderosas construcciones. Por algo, nunca antes se había dado
alerta de la huida de algún demonio por más listo que fuese, entonces… ¿Cómo
era posible que tres de los demonios más capacitados en combate y prácticamente
líderes lograsen escapar siempre? Nadie les ponía cuidado. Ya estaban demasiado
confiados, pero, en todo exceso de confianza, siempre hay brechas.
Y Nakajima lo
podía comprobar, pues, ante sus ojos, algo se comenzó a remover al fondo. Unas
siluetas borrosas que le hicieron abrir los ojos.
Nakajima: -No
puede ser…-
Chinen: -Es…
¿Un demonio?-
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Arioka:
-¡¡YAMADA!!- su cuerpo se lanzó hacia los demonios, cayendo en el hueco que
habían formado éstos. Sus manos abrazaron con cautela el cuerpo del menor y sus
alas se desplegaron con tal potencia que hicieron a todos rebotar a los lados.
Demonio:
-¡Oye! ¡Eso no es válido!- Uno de los demonios se levantó, tomando una de las
patas oxidadas de la cama y dirigiéndose con pasos pesados hacia Arioka. Alzó
su brazo y pretendió rebotar un fuerte golpe sobre la espalda de éste, siendo
detenido en el aire sin mucho esfuerzo.
Takaki: -Oh~
¿No está permitido? ¿Acaso no escuchaste las palabras de Hikaru? –Había aparecido
justo en el momento exacto, interponiéndose entre el agresor y Arioka, ganando
del último una mirada sorprendida.- Nosotros lo atrapamos… Lárgate- su voz
profunda, llena de poder y soberanía, hicieron al demonio agresor retroceder
unos pasos.
Por más que
Takaki apenas fuera la mitad de alto que aquel colosal demonio, éste no tenía
oportunidad con el máximo peleador de todos los tiempos.
Takaki era
reconocido por sus habilidades combativas. Siempre al acecho y con una fuerza
descomunal que incluso el titán más tremendo podría ser fácilmente abatido por
él. Los rumores decían que incluso de pequeño, había logrado asesinar una
docena de guardias cuando le fueron a buscar. Otras fuentes aseguraban que
incluso 50 guardias no habían podido contra él. Sin embargo, un testigo, el
guardia que lo escoltó desde que lo capturaron hasta su llegada, aseguró que
Takaki era el demonio más poderoso que hasta ahora se habían topado, aún en la
infancia. No se sabía hasta qué grado era lo poderoso que había llegado a ser
ahora.
Yaotome:
-Ustedes hacen mi trabajo más exhausto- bufó, cuando al fin estuvo cerca de
ellos.
Takaki: -¿Qué
puedo decir? Si no nos aguantas, no estés con nosotros- sonrió.
Yaotome: -Muy
gracioso… - alzó el alto parlante, levantando la mano- ¡¡Y NO TUVIERON
OPORTUNIDAD!! Ninguno de los demonios presentes pudo contra los dioses de la
arena… Así que, el premio queda reservado para el siguiente juego que será…-
Arioka:
-¡¡NOOOO!!-
Todos
quedaron cayados. Takaki y Yaotome se agacharon a ver al demonio menor. Éste,
seguía con las alas extendidas y cubriendo al vampiro con ellas. Poco a poco
comenzó a levantarse, dejando ver finalmente que había cubierto el cuerpo del
vampiro con su camisa. Lo presionaba fuertemente contra su pecho, pero no para
hacerle daño, era más posesivo que otra cosa. Su mirada se dirigió hacia la de
Yaotome. Una mirada fría, helada, seria, como un perro embravecido que podría
morder apenas te movieras un milímetro.
Aquella
mirada, pese a ser así de fiera, no causó en el demonio presentador más que un
simple resoplo con la boca.
Arioka:
-Yamada me pertenece, yo lo he ganado… Y si alguien está inconforme, entonces
que venga y reclame el premio- anunció, viendo alrededor.
Ninguno de
los demonios se movió. Nadie hizo el menor ruido, pues, aunque estuviese
inconformes con el resultado, no podían ponerse a debatir con Arioka.
Era cierto
que entre Arioka y Takaki a quien más temían era al segundo, pero Daiki no se
quedaba atrás. Él, siendo parte del grupo de Takaki y Yaotome, tenía tanta
fuerza como ellos y podría acabar al menos con 10 de los demonios dentro del
coliseo. Sin olvidar que, absurdamente, Arioka era el más protegido por los
otros dos demonios mayores. Para querer si quiera rozarlo, debían pasar por
encima de los cadáveres de esos dos antes de dejar que avancen más.
Yaotome:
-¡Bien! Ya que no hay ninguna objeción, anunciaré el ganador de este juego… ¡¡NOVATO
PARTICIPE EN EL JUEGO DE ARENA, ARIOKA DAIKI!! – comenzó a aplaudir, siendo
seguido por el mayor de los demonios y consecutivamente por la horda de
demonios fuera de la arena.
Quienes
permanecieron dentro de ésta, desviaron la mirada cansados. Otros más
comenzaron a reír y un gran número de ellos se dieron la vuelta para dirigirse
a sus lugares y curarse las heridas.
Arioka, al
ver como ya todos se apartaban, ocultó sus alas y respiró aliviado, viendo con
tristeza el cuerpo del vampiro. Más, cuando notó algo que particularmente no
había notado, su semblante de serenidad desapareció: El vampiro respiraba con
dificultad.
Sus manos
temblaron y su cuerpo tiritó de tal manera, que para poder seguir sosteniendo al
vampiro, tuvo que pegarlo más a su cuerpo, sollozando por lo bajo y empezando a
correr a prisa fuera de la arena.
Yaotome:
-¡¡Oye!! ¡¡Daiki!!-
Takaki:
-Déjalo… Hay algo más importante que debemos hacer- susurró, volteando hacia
una parte específica del coliseo, entre las sombras, donde una sonrisa curveada
comenzaba a aparecer.
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Los ojos del
vampiro alto se abrieron, casi al punto de salirse de sus órbitas. Sus manos
temblorosas soltaron los barrotes de acero y sus pies dieron suaves impulsos
reflejos de querer avanzar.
Nakajima: -Ya…
Yamada- su voz entrecortada, ronca y cansada sólo pudo pronunciar eso al ver la
silueta del demonio cargando a quien tanto había estado buscado.
Chinen:-Es…
Es… ¿Un demonio?... ¡¡Que rayos haces con Yamada!! Oh no… ¡¡Yamada!!-
El demonio,
Arioka, alzó la vista viendo cómo dos vampiros se encontraban en la entrada del
internado. Contrario a preguntarse el por qué estaban ahí, su corazón se llenó
de un alivió que le hizo caminar más a prisa, comenzando a trotar a prisa.
Arioka:
-¡APÁRTENSE!- Gritó, mostrando su mano en garras y afilando la vista.
Chinen:
-¿Qué? ¡¿Piensas que te temo?! ¡No me iré de acá hasta que nos devuelvas a…!-
Más, antes de poder terminar con la oración, fue emboscado por el vampiro alto.
Nakajima:
-¡Al suelo!-
Una oleada de
viento salió disparada de las manos del demonio, rompiendo los barrotes con
facilidad que casi parecían palillos cortados por una espada afilada. El polvo
no se hizo de esperar y cuando estuvo disipado, lo primero que vieron los
vampiros fue al demonio al frente suyo.
Ambos
quedaron petrificados. Sus ojos de intenso color platinado podían notarse
místicos en la oscuridad de la noche. Un intenso tal, que podría competir con
la luminosidad de la luna. Brillantes, redondos y grandes.
Apenas
pestañaron, cuando el demonio hizo un ademán de moverse, sorprendiéndoles. Más,
vieron que sólo fue para agacharse y dejar el cuerpo de Yamada ante sus pies.
Nakajima,
dirigió la vista hacia Yamada, horrorizándose al ver el estado en el que se
encontraba. Chinen fue el primero en adelantarse y descubrirlo apenas,
hincándose a su lado y con las manos temblorosas. Yamada no reaccionaba.
Chinen: -No…
Ca… ¿Cachetón?... Cachetón… Oye…. Cachetón…- movilizó un poco su cuerpo, con
tanta delicadeza que parecía tener miedo de romperlo- Cachetón… Yamada…. Ryo…
Ryosuke… Por favor… No juegues… ¡Hey!... ¡Ryosuke! ¡No juegues ya! ¡Ryosuke!-
Nakajima:
-Chinen…- susurró.
Chinen:
-Ryosuke… ¡¡Ryosuke!! ¡¡Ahhhhhh!!- al fin se oyó un grito de desesperación. Sus
pequeños puños comenzaron a golpear el pecho del vampiro mayor- ¡No! ¡No!
¡¡Ryosuke!! ¡Reacciona! ¡Ryosuke!- siguió gritando, siendo apartado entonces
por Nakajima.
Nakajima:
-¡Chinen!- lo detuvo, apartándolo- ¡No lo golpees!-
Arioka por su
parte, permaneció en silencio viendo aquello. Sus puños apretados y mordiéndose
el labio inferior. Desvió la mirada a un lado, no merecería llorar. Debía
contener las lágrimas pues no era digno de llorar por lo que ahora veía, por más
que su corazón se sintiera destrozado por dentro.
Chinen: -Tú…-
reaccionó, viendo con mirada acusadora y rabiosa al demonio. -¡¡Tú!! ¡¡Yamada
está así por tu culpa!!- gritó, lanzándose y empezando a golpear al demonio.
Cayeron al
suelo, ambos, y mientras Chinen lanzaba golpe tras golpe, zarpazo y arañazos,
el demonio hizo caso omiso por defenderse. Sintió el ardor en su cara, en su
pecho, en sus brazos. Pero nada era más comparable a la pena de saber que las
palabras que ese vampiro pequeño pronunciaba eran las correctas. Todo había sido
su culpa.
Chinen:
-Yamada… Yamada… - susurraba. Sus golpes perdieron fuerza y por un momento se
quedó inmóvil.- Yamada ha… por tu culpa Yamada ha…- siguió susurrando- Yuto…
Yuto… Él… Él sufrirá… Yuto sufrirá… Por tu culpa… Yuto va a querer morirse…-
siguió musitando en voz baja.- Yuto se a querer morir… Yuto va a…- apretó los
dientes, abriendo los ojos.
Arioka
entonces dirigió la vista un momento hacia el rosto del vampiro, encontrando
una mirada tétrica en él. Chinen estaba con los ojos bien abiertos, rojo
encendido y con los colmillos salidos. Sus labios teñidos de un rojo sangre que
dejaban ver lo carnoso y apetecibles que eran. Su cabeza ladeada y la mirada
centrada totalmente en él.
Chinen alzó
una de sus manos, mostrando que la suavidad que tenía ahora se había convertido
en una garra rugosa y negra. Jugueteó con sus dedos y tomó con suavidad con la
otra mano, el cuello del demonio, como marcando el lugar donde clavaría esa
mano.
Los ojos de Daiki
se abrieron de par en par, pero no hizo el menor intento por escapar. Tal vez,
de ésta forma, pagaría por lo que había cometido.
Ahora, su
deseo podría ser cumplido.
CONTINUARÁ.
¡¡¡Chii!!! ¡¡¡Mi vida!!! ¡¡No lo dañes!! ¡No me lo mallugues!
ResponderEliminarsdskfjdkjvfbfkg
El capítulo estuvo buenísimo.
Yuyan *____* Oh mi Yuyan <3
¡¡Me he emocionado!!
axsbjcfbdjfvbdk
Ryosuke quedó mal... ¡¡¡MAL!!!
kwjsxdskfjvbdkf
Espero conti >..<
waaaaa!!!
ResponderEliminarCHI!!! no me maltrates a Daiki!!!
Yuto!!, haz algo!?
T_T no quelo que Ryosuke se muera...
noooooo....
cacheton?¿.... cacheton!?.... CACHETOOOOONNNN!!!